Arte y Espectáculos

Sbaraglia: “Es una película sobre la brutalidad familiar”

El actor Leonardo Sbaraglia protagoniza el thriller “Nieve negra”, una película dirigida por Martín Hodara en la que encarna a un hombre perseguido por su pasado y por oscuros secretos familiares que -más allá de sus intentos por olvidar- salen a la luz cuando debe regresar al país desde España, donde vive, para decidir con sus hermanos la suerte de las tierras que heredarán tras la muerte de su padre.

Acompañado en los roles centrales por el multifacético Ricardo Darín y la española Laia Costa, además de Federico Luppi y Dolores Fonzi en papeles secundarios, Sbaraglia compone con soltura a un joven culto y emprendedor que llega junto a su esposa embarazada a una región montañosa de la Patagonia donde pasó una infancia atormentada y de donde escapó hacia Europa apenas tuvo oportunidad.

“Marcos es un hombre que está como anestesiado por su necesidad de olvidar un hecho traumático que vivió en el pasado. Y no puede blanquear nada de lo que ocurrió, ni con su mujer ni con él mismo. Hay un lugar oscuro y escondido que ni siquiera él puede asumir”, dijo Sbaraglia en una entrevista con Télam.

Según el actor, “también es una película sobre la brutalidad familiar. Tanto mi personaje, como el de Ricardo y el de Dolores, tuvieron una infancia que se ha construido de manera muy brutal. Y todo lo que ocurre 30 años después, en el presente, es consecuencia de esa animalidad que se construyó en esa familia”.

Mientras Fonzi interpreta a la hermana menor de Marcos, quizás la más golpeada por esa “brutalidad”, al punto de que perdió la razón y vive sus días internada en un neuropsiquiátrico, Darín interpreta al hermano mayor, un hombre áspero y lacónico que vive solo en la vieja casa familiar, una cabaña rodeada de bosques y montañas nevados, donde permanece lo más alejado posible de otros seres humanos.

El protagonista de “El secreto de sus ojos” ya había trabajado con Hodara, con quien había compartido la dirección de “La señal”, un “film noir” que Eduardo Mignogna tenía pensado filmar antes de que lo alcanzara la muerte, compone con su silencio, rudeza y adustez a un hombre misterioso e imprevisible, a quien se le atribuye la muerte accidental de otro de sus hermanos.

Esa muerte provocada por un escopetazo, en medio de una cacería, es la gran intriga de la película y revuelve la memoria de los personajes, atormentados por un secreto que nadie puede develar: “Era un poco la clave de lo que debíamos hallar. El desafío era ir encontrando escena por escena lo no dicho, lo secreto. Fue muy complejo aludir a cada una de esas cosas no dichas sin que el espectador pudiera sospechar”, dijo Sbaraglia.

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